Los sindicatos desde que aparecieron en la vida política del país han ido construyendo estructuras de poder paralelas a la de la política tradicional, y bajo reglas que no siempre han sido claras.
Hoy nadie puede menospreciar ese poder. Incluso muchos sindicatos, y sindicalistas, manejan cajas y ostentan un poder aún mayor al de varios gobernadores, y nadie duda que hoy a su voluntad pueden ser factores desestabilizadores de un gobierno elegido por el pueblo.
Creo que lo preocupante no es ese poder constituido tras años y años de lucha de trabajadores argentinos por sus derechos; creo que lo peligroso es esa falta de marco legal claro, o al menos insuficiente, que regula a los sindicatos y que los vuelve hoy máquinas predadoras descontroladas y cajas negras ideales para la corrupción y la mafia.
Creo que lo preocupante no es ese poder constituido tras años y años de lucha de trabajadores argentinos por sus derechos; creo que lo peligroso es esa falta de marco legal claro, o al menos insuficiente, que regula a los sindicatos y que los vuelve hoy máquinas predadoras descontroladas y cajas negras ideales para la corrupción y la mafia.
Así como en el Estado, las instituciones republicanas nos defienden de inescrupulosos con ideas de perpetuidad, obligando la periodicidad de los funcionarios en sus cargos (presidente, gobernadores) y que a pesar de todas sus falencias nos resguarda todavía, ¿no sería bueno que los sindicatos tambien se atuvieran a las ideas republicanas? ¿Porqué seguimos viendo años y años las mismas caras de sindicalistas multimillonarios que manejan a gusto y antojo las cajas de los afiliados, a los cuales sin duda estafan?
Creo que a los sindicalistas hay que ponerles un coto. Pero los políticos saben que no pueden, porque les tienen miedo. El poder que manejan y las formas extorsivas en que éste se convierte amerita el deber de que sus elecciones sean transparentes, que sus líderes se renueven impidiendo la reelección indefinida y la existencia de oposición interna y control.
Pocos Agustín Tosco, demasiados Luis Barrionuevo y Hugo Moyano...
Pocos Agustín Tosco, demasiados Luis Barrionuevo y Hugo Moyano...